Oleg Dou: reales, inquietantes, fantásticas

Rostros que parecen de otra galaxia, pero son de acá, con maquillaje y la ayuda de Photoshop.


Vivimos bombardeados por imágenes de mujeres que se ven cuasi-perfectas, de pieles super tersas, sin arrugas, sin manchas, sin expresión, distantes, indiferentes, ajenas al mundo al que parecieran no pertenecer, ese mundo real en el que nos toca vivir y muy mal podría imaginar alcanzarlas, sin nada que las distancie de lo que entendemos como perfección.

Oleg Dou va más allá, extrapolando los recursos que se usan en esas imágenes, cruzando la línea donde nuestra complicidad como observadores se trastoca de desprevenida o casi inconsciente, en patente. Sabemos que lo que estamos mirando no es cierto, pero esos rostros... ¿siguen siendo de personas reales? Como si todo esto fuera poco, además agrega dos elementos que lo distinguen: un toque de imperfección -una mosca, sin boca, un pliegue de piel que se confunde con el de una prenda, etc.- y la mirada intensa, directa, clara y vidriosa. Como si aún hiciera falta algo para acentuar la incógnita de si estamos ante algo real o es "apenas" una muñeca...

Oleg Dou es para mí un paradigma del punto donde un mero fotógrafo se convierte en artista: a partir de una realidad común a todos, él logra ver-imaginar una realidad, un mundo más allá, y nos lo muestra, lo comparte con nosotros. Y trabaja mucho para lograrlo.